jueves, 18 de marzo de 2010

RAINER MARIA RILKE

EL SILENCIO

¿Escuchas, amada? Yo alzo las manos,

¿escuchas? Murmuran...

¿Cuál gesto de la soledad

no se encontraría escuchado por muchas cosas?

¿Escuchas, amada? Yo cierro los párpados

y también eso es ruido hacia ti.

¿Escuchas, amada? Yo los abro de nuevo...

...pero ¿porqué no estás aquí?

La huella de mi más pequeño movimiento

permanece visible en el silencio sedoso;

indestructible se imprime la más mínima excitación

en la tensa cortina de la lejanía.

Las estrellas suben y bajan

con mi respiración.

A mis labios vienen a abrevar los aromas

y yo reconozco las muñecas

del ángel alejado.

Sólo a él lo pienso: a ti,

no te veo.

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