EL SILENCIO
¿Escuchas, amada? Yo alzo las manos,
¿escuchas? Murmuran...
¿Cuál gesto de la soledad
no se encontraría escuchado por muchas cosas?
¿Escuchas, amada? Yo cierro los párpados
y también eso es ruido hacia ti.
¿Escuchas, amada? Yo los abro de nuevo...
...pero ¿porqué no estás aquí?
La huella de mi más pequeño movimiento
permanece visible en el silencio sedoso;
indestructible se imprime la más mínima excitación
en la tensa cortina de la lejanía.
Las estrellas suben y bajan
con mi respiración.
A mis labios vienen a abrevar los aromas
y yo reconozco las muñecas
del ángel alejado.
Sólo a él lo pienso: a ti,
no te veo.
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