martes, 27 de mayo de 2014

Ver pasar la vida como una película


Estoy sentada frente a la ventana en ese lugar común de mirar hacia atrás, unas semanas, unos meses. Ese lugar donde se mira como espectador la propia vida, como una película que protagonizamos o no protagonizamos...la cosas es que estamos viejos; así me digo cuando sumo el tiempo pasado. Entonces abro la bolsa de pasitas con chocolate, otra ridiculez infantil.
¿Será que toda la vida miraremos así? ¿O es solo la desazón que aparece cuando las cosas cambian? ¿Cambiar? ¿Algo cambia realmente?¿O resulta que todo cambia y uno permanece inmóvil? Como dijo Teillier “Si el mismo camino que sube es el que baja lo mejor es mirarlo inmóvil desde una ventana”
o será que cuando estamos viviendo, viviendo de verdad, no esperando, evaluando sino viviendo no tenemos ventana suficiente para ver pasar las cosas...
Mirar la vida que pasó como una película es como una queja contra la nada, que ejercicio mas absurdo. Es el anzuelo justo para la nostalgia y la melancolía, ese aderezo que le ponemos al sentido de existir. Ese juego infantil que es como recoger las conchitas que tiró la ola, para hacer collares, pequeños monumentos del pasado, esa constatación de que realmente pasó...que hubo tiempos mejores.

Sin embargo sonreímos, sonrío, ante el accidente de lo que se recuerda, cuando el pensamiento da una curva inesperada y nos pone frente a las cosas que alegran y se meten ahí a espantar las imágenes que traemos por la obligación de la tristeza.

Lo cierto es que no podemos detener el rodaje, la película sigue mientras pretendemos observarla.

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