lunes, 5 de abril de 2010

CARTA DE LLUVIA

Si atraviesas las estaciones


conservando en tus manos

la lluvia de la infancia que debimos compartir

nos reuniremos en el lugar

donde los sueños corren jubilosos

como ovejas liberadas del corral

y en donde brillará sobre nosotros

la estrella que nos fuera prometida.



Pero ahora te envío esta carta de lluvia

que te lleva un jinete de lluvia

por caminos acostumbrados a la lluvia.



Ruega por mí, reloj,

en estas horas monótonas como ronroneos de gatos.

He vuelto al lugar que hace renacer

la ceniza de los fantasmas que odio.

Alguna vez salí al patio

a decirle a los conejos

que el amor había muerto.

Aquí no debo recordar a nadie.

Aquí debo olvidar los aromos

porque la mano que cortó aromos

ahora cava una fosa.



El pasto ha crecido demasiado.

En el techo de la casa vecina

se pudre una pelota de trapo

dejada por un niño muerto.

Entre las tablas del cerco

me vienen a mirar rostros que creía olvidados.

Mi amigo espera en vano que en el río

centellee su buena estrella.



Tú, como en mis sueños vienes

atravesando las estaciones,

con las lluvias de la infancia

en tus manos hechas cántaro.

En el invierno nos reunirá el fuego

que encenderemos juntos.

Nuestros cuerpos harán las noches tibias

como el aliento de los bueyes

y al despertar veré que el pan sobre la mesa

tiene un resplandor más grande que el de los planetas enemigos

cuando lo partan tus manos de adolescente.



Pero ahora te envío una carta de lluvia

que te lleva un jinete de lluvia

por caminos acostumbrados a la lluvia.

 JORGE TEILLIER

3 comentarios:

  1. Hay quienes extrañan las cartas, la letra empuñada con el rastro de la mano temblorosa, hay quienes extrañan aquella caligrafía de la carne, que en el trazo inscribía al cuerpo, hay quienes que extrañan aquello que la imprenta primero y luego los códigos han borrado, clausurado, el papel rugoso por la dudas, el sudor y las lágrimas, leyendo estas palabras entiendo porqué hay quienes se congelan por las ausencias de las cartas, porque en ellas uno podían encontrar el dolor del trazo a pesar de que las palabras intentan decir lo contrario...

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  2. hay quienes, congelados por las ausencias, toman un papel olvidado, una carta recibida hace mucho tiempo,
    para apretarla contra el pecho, como si alli hubiese quedado impresa una pisca de vida, porque fue tocada y fue pensada.. porque tiene tiempo, por que es el tiempo, es el otro, y es tambien la confirmacion la ausencia...

    que bella reflexión, gracias...

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  3. ... que lúcida forma de pensar la ausencia... como ese lugar para el encuentro, ahí donde se ausenta puede ocurrir el contacto, ¿no es eso lo que uno espera de la piel que es visitada por los labios?...

    la belleza es un territorio en el cual no sé si mis palabras tienen lugar...

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