viernes, 7 de mayo de 2010

TIEMPO DE ELEFANTES

Quise creer


Que las teclas de tu piano

Fueron una vez un elefante,

-Era para llorar-

Los cuernos arrancados

Y el enorme cuerpo muerto repentinamente

Por una bala certera

O una bala estúpida.



Pero después cantaron tus dedos

Tus manos plurales

Bailarinas

Como un ejército de paquidermos

Sacudiendo el agua.



Cincuenta trompadas se reunían en las notas

Y tus manos plurales dando sentido a ese canto

Y mi oreja convertida en la enorme vela de un barco

Que zigzagueaba triunfante descubriendo una nueva tierra,

Y mis piernitas temblando entre los sostenidos

Y mi cabeza de niña tonta que volaba

Justo del FA al Do

Directo a la tierra que compartimos

Al tiempo que nos encuentra

Y que nos atraviesa como un cuerno que se defiende

Para darnos muerte certera

O estúpida

Para hacernos instrumento

De canción

O presagio de desventura.

1 comentario:

  1. ... he leído cosas mejores de tus dedos, en esas teclas que no son de piano, pero que pretende llevarnos música en estas letras. Hay algunas cosas de los paquidermos que me intrigan, ¿sabrán que buscamos sus cementerios? ¿sabrás que a veces los vemos rosados? ¿sabrán que no podemos escuchar sus pasos a la distancia, esas advertencias de historias que no conocemos? ¿sabrán que existe algo así como babar, el elefante civilizado?

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