Te miro la espalda curva
mientras caminas esquivando los coches
con la cabeza baja
recogida hacia el centro de tu vientre
primero vino el hombre,
después la desgracia.
Eva solo un bocado para el paladar divino
después vino mirarse los intestinos
mirarse las vísceras
contarse las venas
uno
dos
tres
cuatrocientas
lo feo fue que volviera a casa
sin flores en las manos
sin sonreirle a nada
con el puño derecho apretado
una vez en la habitación
se saco los zapatos y volaron fantasmas
se arranco la ropa en señal de desdicha
después la desgracia
el paladar divino que retorna
la destrucción del hombre
para el advenimiento de la tristeza
primero fue Eva
caminando entre los coches
sonriéndole a todo
fueron sus vísceras
su corazón sus venas
su paraíso de carne y hueso
su belleza de muchacha
hacia el centro de su vientre
extinguida por fin
en su deconstrucción.